El pañal se empieza a eliminar en los niños y niñas alrededor de los 2 años que es cuando se supone que están neurológicamente listos. Sin embargo, cada niño es único y diferente y por tanto no podemos, ni debemos forzar este proceso. No hay una edad específica, ni es una carrera contra el tiempo, o contra el vecino.
Los niños nos darán algunas señales que debemos aprender a identificar: – Pronuncian algunas palabras.
– Suben y bajan escaleras.– Muestra que ha alcanzado alguna habilidad manual.– Se concentra en un juego (algún tiempo).– Comprende y sigue instrucciones sencillas. Señalar partes del cuerpo, mirar cuando lo llamamos por su nombre.– Le molesta tener o andar con el pañal sucio o mojado. Si cumple con estas señales podríamos pensar que ha alcanzado una buena coordinación visomotora (propia a su edad), y su sistema nervioso ha madurado para el proceso.
Debe tener un lugar que sea agradable.
Con juegos, canciones, libros de cuentos y de pintar (colorear). Será una zona de agrado y no de miedo para el niño.
Primero se entrena para dejarlo en el día y luego en la noche. Lo más recomendable es llevar al niño al inodoro cada cierto tiempo para invitarle a usarlo. Se visita esa zona (lugar o rincón), con más frecuencia al inicio y luego se distancian más los tiempos. Por ejemplo, se empieza cada media hora como un juego.
No se recomiendan premios cuando el niño logra hacerlo, pues lo importante es valorar este logro.
A los niños no debemos estar elogiándoles. Lo que debemos hacer es ANIMARLOS, pues los niños y jóvenes que se elogian por todos los eventos se hacen dependientes de los elogios ajenos y no ven el esfuerzo como algo personal.
Anime a su hijo con frases como: «Te amo», «observa que bien lo hiciste», «tú logras lo que te propones», «hiciste tu mejor esfuerzo», la clave está en ANIMAR y no en elogiar.
Desde la Disciplina Positiva usamos “animar” a los niños y jóvenes y no los elogios. Además, es básico que el niño jamás reciba “castigo” alguno por no lograr la meta, o hacer sentir al niño culpable por no avisar. Frases como: «me hubieses avisado», «nada te cuesta avisar», «ya estás muy grande», «ya tu primito lo logra y tú no», «no te vas a ganar el premio», solo lograrán hacer sentir al niño culpable de la situación.
Lo principal es que los padres o cuidadores demuestren lo feliz que se sienten al ver al niño lograr usar el baño. Pero no usar ni premios, ni consecuencias que finalmente son castigos disfrazados. No podemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños que tenemos que darles un premio por cada acción que logran, para su propio bienestar.
Los niños aprenden lo que ven.
Se recomienda usar la imitación de la conducta como ver al papá o a la mamá, pues poco a poco los niños aprenderán a imitarlos.
Este hermoso proceso se puede comparar con enseñar a nadar, es poco a poco que vamos quitando los flotadores y jamás podemos “asustar o regañar al niño”, pues se pierde lo ganado.
Algunos aprenden más rápido que otros. Pero si la experiencia se convierte en algo negativo con gritos, regaños, castigos, sentimientos de culpa, es muy probable que se afecte la autoestima del niño, retroceda en el camino, sienta temor al enfrentar cosas nuevas y carezca de seguridad; de esa seguridad que sólo un apego sano les permite tener.
Recordar que tendrá accidentes.
Pero esto es un ensayo para la vida, con días muy buenos y otros no tan buenos, lo importante es sentir el apoyo, la comprensión de sus padres en todo momento.
Natalia