En ocasiones tenemos quejas frecuentes y he podido estar en todos los contextos; como mamá, como maestra, como terapeuta con un niño especifico.
Es necesario tener una relación de respeto con la maestra y sobre todo buena comunicación.
Lo que no debemos hacer:
- Hablar mal de la maestra.
- Ignorar los mensajes.
- Decirle al hijo «no le haga caso».
- Decirle al hijo «otra queja más y lo castigo».
Lo que SI debemos hacer:
- Es darle seguimiento a las quejas de la docente.
- Es hablar con el niño (para ver qué está sucediendo).
- Monitorear el proceso.
- Buscar causas: si hay algún componente orgánico, si es un problema de actitud, de atención, de concentración, falta de madurez, falta de conexión con X docente, etc.
- Conversar con la docente en busca de soluciones.
- Tomar acción.
- Si nada funciona se recomienda una valoración psicopedagógica que nos ayude a tener más luz, más claridad y definir acciones específicas.
En el mundo ideal, sería la docente la que maneje su grupo y haga los cambios pertinentes ante las situaciones de cada estudiante.
Además, es fundamental que la docente mantenga una conexión emocional con el niño, y se enfoque en soluciones.
Que sus mensajes sean de: Le informe x situación y la solución que estamos llevando a cabo es X.
Natalia Calderón A.
Alexia Alfaro C.