Los niños necesitan apoyo y contención para aprender a gestionar sus emociones: respeto, respeto y más respeto.
El tiempo fuera proviene del movimiento conductista y según investigaciones el “Tiempo Fuera” es una forma de disciplinar emocionalmente perjudicial. De hecho la Asociación Nacional para la Educación en la Infancia (National Association for the Education of Young Children) incluye el uso del tiempo fuera en una lista de medidas disciplinarias perjudiciales, junto con el castigo físico, criticar, culpar y avergonzar.
No es recomendable aislar a los niños para enseñarles a comportarse bien. Es todo lo contrario; validando y acompañando sus sentimientos vamos a formar personas sanas y seguras en nuestra sociedad.
Los niños necesitan aprender a gestionar sus emociones en compañía del adulto (padres o cuidadores), ya que todos los niños pasan por periodos críticos, donde tienen disrupciones del comportamiento (explosiones emocionales, conocidas como berrinches o pataletas). El cerebro del niño aún se encuentra inmaduro, sus estructuras cerebrales de la regulación emocional están en pleno desarrollo. Los niños se encuentran desregulados o desbordados y ocupan cercanía (tiempo dentro) y no tiempo fuera (aislarse) o silla de pensar.
Los avances en neurociencia han mostrado el funcionamiento del cerebro, donde los niños no están en capacidad de autorregularse, razón por la cual es fundamental que el adulto (regulado) debe contener y gestionar sus emociones (no ignorarlas). Los niños no necesitan adultos que los ignoren, castiguen o aíslen. Necesitan adultos que los apoyen en sus momentos difíciles y les muestren estrategias de autorregulación, tales como: respirar, saltar, tomar agua, recibir un abrazo, escuchar música, entre otros.
El castigo y los actos violentos SÍ les enseñan a los hijos, les enseñan que el más fuerte puede abusar del más débil y que en el nombre del amor puedo lastimar a otros. El castigo enseña, pero no educa.
Es fundamental que en los momentos de estrés del niño (berrinche o pataleta), tengamos autocontrol los adultos, sintonía para entender que le sucede al niño, verbalizar la emoción: veo que estás enojado, triste, molesto. Empatizar y ayudar con la regulación emocional. Luego se puede hacer reflexión del momento difícil, pero hasta que el niño tenga control o conexión. Un niño en crisis, lo menos que ocupa es un adulto igual (que tenga un berrinche más grande que el del niño). Los niños deben saber que sus sentimientos les importan a sus padres, docentes o cuidadores.
Detrás de todo comportamiento inadecuado, hay un niño buscando pertenecer. No se trata de que una estrategia funcione o no, se trata de si es respetuosa o no.
Beneficios del tiempo dentro: empatía, conexión, validación de sentimientos, lazos para siempre, seguridad, respeto.
“El apego seguro se consolida, cuando la reacción del adulto es paciente y mesurada en los momentos más difíciles de sus hijos”. Álvaro Pallamares.