Nuestro país se ha visto teñido en muchas ocasiones de muertes violentas y violaciones, será que falta más años de cárcel, será que faltan más y más castigos.
La propuesta una vez más es volver la mirada a la crianza y cambiar estereotipos de género desde la primera infancia, educar desde una mirada de respeto, de benevolencia, de empatía; es necesario para forma adultos respetuoso de sí mismos y de los demás. La crianza respetuosa es la forma de cambiar el mundo violento que tenemos.
El respeto y la no violencia se aprenden en la practica diaria, en el modelaje, en la mirada de padres y docentes desde la empatía y no desde el juicio o desde el señalamiento. Cambiar la mirada es fundamental, para que podemos ver a los niños con verdadera empatía, hace falta conectar con sus necesidades y emociones y desconectarnos como adultos de nuestras heridas. Es evidente cuando un adulto habla desde su dolor o habla desde la empatía.
El papel decisivo de la familia, sistema educativo y medios de comunicación, para promover respeto, tolerancia e igualdad entre hombres y mujeres, donde la premisa sea siempre el respeto; para tratar a otros con respeto, necesito haber sido respetado en la infancia, y respetarme antes a mí mismo.
Es fundamental cambiar los paradigmas y prejuicios:
- No hay juguetes, ni colores de niños o de niñas.
- Todos pueden hacer todo.
- Utilizar el juego inclusivo y el trato respetuoso.
- Los patrones o modelos de conducta son fundamentales, por tanto en nuestro hogar debe existir un clima de equidad de género, que se apoya en los centros educativos.
- Dejar frases como: los hombres no lloran, eso es de niña, las niñas corren menos, si te ignora es que le gustas, que la cuide su hermano, las niñas no pueden hacerlo solas y muchas más.
- Analizar nuestro lenguaje en todo momento.
- Repartir responsabilidades en la casa y escuela, de acuerdo a su edad y no género.
Hay que explicar que existe desigualdad de género y que no es sano. La mujer no es la responsable de cocinar o lavar, todos somos un equipo en casa y eso debe vivirse y sentirse.
Los niños y niñas tienen derecho de crecer en respeto y equidad. Todos nacen necesitando esa conexión y cercanía de amor de sus progenitores, lo que reciban en su infancia, será trascendental para la vida adulta, para sus relaciones consigo mismo y con los demás.
Es tiempo de criar con amor y respeto todos los días.